Normalmente hablamos de ruido en general como todo aquel sonido no deseado que nos molesta, pero hay dos tipos básicos de ruido que requieren un acercamiento distinto, tanto para medirlo como para solucionarlo.
El ruido de impacto es aquel que se transmite vía estructural. Cuando un objeto impacta contra otro, se produce una vibración. Si esa vibración se transmite a la estructura del edificio, es capaz de viajar a través de ella. En el receptor, esa vibración genera un ruido.
La maquinaria de las instalaciones del edificio suele producir este tipo de problemas si no tienen elementos elásticos o amortiguadores: el motor del ascensor, las bombas del agua potable, el arrastre de mesas o sillas en el bar de abajo, los tacones de la vecina de arriba, las canicas del niño del tercero…
Lo peor del ruido de impactos es que en bloques de pisos se transmite a una distancia mayor que el ruido aéreo. Es habitual que una vibración fuerte generada en la planta baja se perciba en un segundo, e incluso hasta un quinto o sexto piso.